Artículo de Félix de Azúa sobre las amenazas de Oriol Malló en el periódico Avui


Parte del dinero que garantiza la supervivencia del diario Avui lo han puesto, el editor Lara, y el Conde de Godó. ¿Por qué dos de los más ilustres apellidos del franquismo catalán están financiando a los ultras?
(...) Hará cosa de un mes, un grupo de amigos y conocidos publicamos un documento implorando la creación de un partido no nacionalista en Cataluña (...). De inmediato se nos lanzaron a la yugular medio centenar de columnistas y opinadores sin esgrimir un solo argumento aunque sí sus afilados colmillos; los políticos se alisaron las vestiduras mirando hacia el techo; y el primer consejero (la persona más importante de Cataluña después de Maragall) nos insultó desde la televisión nacionalista, cuyo déficit pagamos los insultados.
Ya lo esperábamos. Nos habría disgustado mucho no haber recibido los improperios habituales. Lo que no podíamos imaginar es que nos amenazaran de muerte. (...). Un articulista del Avui, miembro de Esquerra Republicana, pedía a gritos nuestra eliminación física. Riguroso. Que nos pegaran cuatro tiros. (...).
Observe el lector foráneo que el Avui es el diario del nacionalismo ultramontano, que casi nadie lee, pero que arrastra una deuda tremenda. Maragall les ha regalado este año casi dos millones de euros, pero lo que faltaba para garantizar su supervivencia lo han puesto, mano a mano, el editor Lara, dueño de casi toda la edición catalana, y el Conde de Godó, dueño del muy subvencionado diario La Vanguardia (que a día de hoy no ha informado sobre las amenazas) y de media tonelada de televisiones y radios que le regaló Pujol.
Que yo esté pagando con mis impuestos a los tipos que cobran por amenazarme de muerte me parece hacer el capullo. Sin embargo, aún me parece más surreal que el resto del sueldo se lo paguen Lara y Godó. ¿Por qué dos de los más ilustres apellidos del franquismo catalán están financiando a los ultras? Cuando nosotros pedimos un partido no nacionalista en Cataluña estamos pidiendo, también, un partido ajeno a la alianza entre el mundo de los grandes negocios locales y el nacionalismo. Porque el caciquismo y aquello que antes se llamaba “la oligarquía”, son la base misma del nacionalismo, su más firme fundamento.
¿Por qué precisamente Lara y Godó? Porque los potentados que crecieron con el franquismo, las fortunas del franquismo, están financiando desde el inicio a los partidos nacionalistas (...) descubrieron muy pronto los notables beneficios de semejante simbiosis. El presupuesto de la Generalitat se eleva a tres billones de pesetas anuales. Es el mejor negocio de la región. Y de muy precario control.
Recuerden ustedes que los primeros munícipes de Pujol, en su carrera por el monopolio del poder rural, eran casi todos ellos políticos franquistas. Que ése era también el llamado “mundo de los negocios” de Pujol. Y ese sigue siendo el mundo real, el verdadero, de los jefes nacionalistas. Así se entiende que el Estatut, un asunto que sólo importa al 6,5% de la población catalana, sea imprescindible para el suave deslizamiento de la correa de transmisión que une el poder económico local con la Generalitat.
No por otro motivo insistimos hasta ponernos pelmazos en que no hay ni puede haber nacionalismo de izquierdas. Y de ahí el disgusto que algunos tenemos con los socialistas, último bastión laico que nos quedaba.
Si comparan ustedes con Italia, un país bastante parecido al nuestro, sobre todo en lo malo, constatarán la diferencia. No hay dos “naciones” más diversas que la República de Venecia y el Reino de Sicilia. (...) son tan diversas como Austria y Túnez. Y sólo se unieron hace cuatro días, no cuatro siglos. Sin embargo, jamás la izquierda italiana ha permitido la menor vacilación sobre la Constitución italiana. Cuando ha aparecido un partido nacionalista, la Liga del Norte, ha sido con todas las características de un partido cripto-fascista, es decir, un partido empeñado en hacer más ricos a los ricos. Y naturalmente gobiernan con los fascistas de Fini y con Berlusconi, que es como quien dice la madre del cordero.
No hay nacionalismo de izquierdas ni aquí, ni en ningún otro lugar del mundo. El nacionalismo es un disfraz del poder económico, su refugio y su coartada. En consecuencia, empiezo a creer que a nosotros no nos ha amenazado de muerte un militante de Esquerra Republicana sino los poderes fácticos. Como en una novela de Vázquez Montalbán o de Sciascia. Y eso ya da más miedo.